20 diciembre 2005

Imposible beber sin fumar. Yo empecé a fumar a los dieciséis años y aún no lo he dejado. Desde luego, pocas veces he fumado más de veinte cigarrillos al día. ¿Qué he fumado? De todo. Tabaco negro español. Hace unos veinte años me acostumbré a los cigarrillos franceses: los "Gitanes" y sobre todo, los "Celtiques" son los que más me gustan.

El tabaco, que casa admirablemente con el alcohol (si el alcohol es la reina, el tabaco es el rey), es un amable compañero con el que afrontar todos los acontecimientos de una vida. Es el amigo de los buenos y de los malos momentos.


Se enciende un cigarrillo para celebrar una alegría y para ahogar una pena. Estando solo o acompañado. El tabaco es un placer de todos los sentidos: de la vista (es bonito ver bajo el papel de plata los cigarrillos blancos, alineados como para revista), del olfato, del tacto... Si me vendaran los ojos y me pusieran entre los labios un cigarrillo encendido, me negaría a fumar. Me gusta sentir el paquete en el bolsillo, abrirlo, palpar la consistencia del cigarrillo, notar el roce del papel en los labios, gustar el sabor del tabaco en la lengua, ver brotar la llama, arrimarla, llenarme de calor. Un hombre llamado Dorronsoro, ingeniero español de origen vasco y republicano exiliado en México al que conocía desde la Universidad, murió de un cáncer de los llamados "de fumador". Fui a verle al hospital en México. Tenía tubos por todas partes y llevaba una mascarilla de oxígeno que él se quitaba de vez en cuando, para dar una chupada a un cigarrillo, a escondidas. Fumó hasta las últimas horas de su vida, fiel al placer que le estaba matando. Por tanto, respetables lectores, para terminar estas consideraciones sobre el alcohol y el tabaco, padres de firmes amistades y de fecundos ensueños, me permitiré darles un doble consejo: no beban ni fumen, es malo para la salud. Añadiré que el alcohol y el tabaco acompañan muy gratamente el acto de amor. Por lo general, el alcohol viene antes, y el tabaco después.

LUIS BUÑUEL

El amigo de siempre, el enemigo de ciertas relaciones amorosas detestables con no fumadores... Si, fumar y beber es un placer... de dioses. Entierra penas hondas regularmente, es buen compañero y sabe escuchar callado. Regularmente digo "hey, pucho, dejá de fumarte a esa persona" cuando hay una amiga que se está llendo de puchos. Me lo han dicho tambien. Es una adiccion dulce, como besar. Es como besar a alguien que se deja besar y que además besa deliciosamente. Está comprobado que engordar es mas peligroso que fumar... y como ya he experimentado ambas, me quedo con el placer de fumar, que como un bonus extra te quita las ganas de atragantarte... y luego de fumar no se sienten remordimientos ni dolor de estomago, ni pesadez, ni sentimiento de inferioridad. Mi pucho compañero y mi pucho lector. Amigo apto para visitar una galeria de bellas artes, ver una pelicula, irse de tragos y manos, compartir una charla de a tres...bendito pucho que me salvas, me rescatas. Que me das la esperanza de suicidio a largo plazo... Porque dejarte? si compartimos momentos duros y alegres,... y aun mejor en palabras de Buñel.
Gracias, magica hierba de la alegria, de la tristeza, del aliento visible. Una razon mas para seguir viviendo... el placer de fumar

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