28 diciembre 2005

eterno


"Ponle palabras a la tristeza; el dolor que no habla susurra al corazon angustiado y le ordena romperse"
Shakespeare

te vi, te abracé, hablamos de nuevo, como si nada hubiera jamás separado nuestras almas. Te miré, me miraste, me di cuenta, y ya lo sabes, que nunca dejé de amarte, que nunca te fuiste de mi, que te soñé cada noche desde tu ausencia, que no consigo redimir tu espacio.
Amor posible, amor que te escapaste y que me escapé. Amor que fue amor y no patraña... amor que te amo todavia, a la distancia y llenita de recuerdos reales (y fantasias tambien).
Sos mi tributo al pasado y al presente. Sos mi sonrisa en el espejo, y la angustia en medio del pecho que me ataca en cualquier momento, sin previo aviso, sin posibilidad de rescatar el naufragio.
lo sabés, no voy a repetirlo.
mirame a los ojos, lo sabés
Nunca dejé de hacerlo, no me voy a cansar de hacerlo.
sos unico
sos perfecto
sos todo lo que quiero
y lo que no quiero
mi cielo, mi infierno

... yo quise a un hombre,... le quise con el alma. Ese hombre me rompió el corazón. Después de una eternidad, sigo recogiendo entre risas los pedazos...

... yo quise a un hombre. Le quise desde algun momento entre aquella acalorada primera conversación, y nuestra primera salida solos.
Le quise por mil decadas, le quise, le amé en la mirada, esa noche en que, muy de cerca dijimos adiós, luego de un abrazo. Su voz, su cara entera, su alma. Le quise como era, sin prejuicios, sin dobles sentidos, sin sueños caballerezcos de principe azul. Solo me duele hoy no estar con el. Nunca haber estado con el del todo. Remendar las heridas es una actividad que nunca termina. Nunca me olvidé de el. Le quise, le amé. Si, pero el nunca me amó. Daría lo que fuera por amarle y que me ame. Me sacaría el cuero a trozos. Me arrancaría el corazón porque me quisiera. Y hacía ya un año de que no le veía. Si, estoy mas flaca que entonces. Si, estoy mas feliz, menos problematica, mas viva. Pero el no sabe que todavia lo sueño cada noche.
Mi amor... mi desesperación. Logras destrozar mis ojos de lagrimas. Logras romper mis sueños de indiferencia. Lo lograrías todo. Tendrías todo de mi si me quisieras un poco,... solo un poco.
Gracias por existir. Maldito seas por existir.


...


LA MUJER: tengo algo aquí (señalando su pecho), tengo algo acá, clavado y no se que es.

LA OTRA:...

LA MUJER: no me deja respirar

LA OTRA: es desazón

LA MUJER: Si...

LA OTRA: Dejá de verlo a ese negro de mierda.

20 diciembre 2005

Imposible beber sin fumar. Yo empecé a fumar a los dieciséis años y aún no lo he dejado. Desde luego, pocas veces he fumado más de veinte cigarrillos al día. ¿Qué he fumado? De todo. Tabaco negro español. Hace unos veinte años me acostumbré a los cigarrillos franceses: los "Gitanes" y sobre todo, los "Celtiques" son los que más me gustan.

El tabaco, que casa admirablemente con el alcohol (si el alcohol es la reina, el tabaco es el rey), es un amable compañero con el que afrontar todos los acontecimientos de una vida. Es el amigo de los buenos y de los malos momentos.


Se enciende un cigarrillo para celebrar una alegría y para ahogar una pena. Estando solo o acompañado. El tabaco es un placer de todos los sentidos: de la vista (es bonito ver bajo el papel de plata los cigarrillos blancos, alineados como para revista), del olfato, del tacto... Si me vendaran los ojos y me pusieran entre los labios un cigarrillo encendido, me negaría a fumar. Me gusta sentir el paquete en el bolsillo, abrirlo, palpar la consistencia del cigarrillo, notar el roce del papel en los labios, gustar el sabor del tabaco en la lengua, ver brotar la llama, arrimarla, llenarme de calor. Un hombre llamado Dorronsoro, ingeniero español de origen vasco y republicano exiliado en México al que conocía desde la Universidad, murió de un cáncer de los llamados "de fumador". Fui a verle al hospital en México. Tenía tubos por todas partes y llevaba una mascarilla de oxígeno que él se quitaba de vez en cuando, para dar una chupada a un cigarrillo, a escondidas. Fumó hasta las últimas horas de su vida, fiel al placer que le estaba matando. Por tanto, respetables lectores, para terminar estas consideraciones sobre el alcohol y el tabaco, padres de firmes amistades y de fecundos ensueños, me permitiré darles un doble consejo: no beban ni fumen, es malo para la salud. Añadiré que el alcohol y el tabaco acompañan muy gratamente el acto de amor. Por lo general, el alcohol viene antes, y el tabaco después.

LUIS BUÑUEL

El amigo de siempre, el enemigo de ciertas relaciones amorosas detestables con no fumadores... Si, fumar y beber es un placer... de dioses. Entierra penas hondas regularmente, es buen compañero y sabe escuchar callado. Regularmente digo "hey, pucho, dejá de fumarte a esa persona" cuando hay una amiga que se está llendo de puchos. Me lo han dicho tambien. Es una adiccion dulce, como besar. Es como besar a alguien que se deja besar y que además besa deliciosamente. Está comprobado que engordar es mas peligroso que fumar... y como ya he experimentado ambas, me quedo con el placer de fumar, que como un bonus extra te quita las ganas de atragantarte... y luego de fumar no se sienten remordimientos ni dolor de estomago, ni pesadez, ni sentimiento de inferioridad. Mi pucho compañero y mi pucho lector. Amigo apto para visitar una galeria de bellas artes, ver una pelicula, irse de tragos y manos, compartir una charla de a tres...bendito pucho que me salvas, me rescatas. Que me das la esperanza de suicidio a largo plazo... Porque dejarte? si compartimos momentos duros y alegres,... y aun mejor en palabras de Buñel.
Gracias, magica hierba de la alegria, de la tristeza, del aliento visible. Una razon mas para seguir viviendo... el placer de fumar

19 diciembre 2005

obsesa


Creí leer entre lineas que me querias, que sentias una pasion que te hacia estallar las venas. Lo dijiste aunque nunca lo hayas dicho. Yo te tomé la palabra. Y no podía dejar de pensar en vos ni un segundo. De día te llamé. Le dejé mensajes hasta a tu caniche (recuerdo que, el 5to o 6to comentario que me hiciste ese dias que nos cruzamos en la Corrientes, y que no creo que haya sido por casualidad, porque seguramente me seguiste desde que entré a la libreria, fue que tenias un caniche)... Fue ese dia que te dije que fueramos a tomar algo. Ese dia que te llamé. En realidad siempre te digo que vayamos a tomar algo, o a ver esas estupidas exposiciones que tanto te gustan, pero seguro, mas que seguro, que no te animás a decirme que te moris de ganas por salir conmigo. Sos celoso también, me dijiste que me cuidara. Y yo me pregunto porque. Porque si no es porque te obsesiona saber que estoy bien, saber que yo tambien te quiero. Quisieras estar conmigo todo el tiempo. Para cuidarme, consolarme, rescatarme.
Ayer me dijiste que no te llame mas. Seguramente es que, aunque no te des cuenta, porque es inconciente (claro está), no podés dejar de oler mi perfume en todas partes, y entonces, por miedo a salir herido de esta relacion, esta relacion apasionada, me decis que no te llame mas. Y yo te llamo. Esperá, no cortes, que te llamo para decirte que te quedes tranquilo, que nunca te voy a traicionar aunque se que tu amigo, ese con el que pasaste caminando por la puerta del Abasto el 15, también me tiene ganas.
Te voy a confesar algo. Siempre lo supe. Siempre supe que me amabas. Desde que te conocí, que estabas con tu hermana en la fiesta de cumpleaños de la Coca, que estás loco por mi. Me esquivaste la mirada toda la noche, y no parabas de hacerles comentarios a tus amigos, que me miraban y se reian. Me miraban porque les decias que creias en el amor a primera vista, y que te acababas de enamorar. Lo se. Aunque me digan que soy obsesa, yo se que no, que el obsesivo acá sos vos.
Seguramente tambien tramaste todo. A veces pienso que fue demasiada cohincidencia conocernos en la fiesta, porque, de otro modo, para que fuiste? Vos ya sabias quien era, si, sabias que iba a estar ahi esa noche...
Aunque todavia no entiendo porque te enojaste tanto cuando le dije a tu novia de lo nuestro. Vos sos muy timido, y seguramente la ibas a hacer sufrir con tu desamor. Y, como sabés, yo soy muy frontal con esas cosas, así que fui y le dije que eramos amantes. Y se largó a llorar, pobrecita. Seguro que ella tambien te quiere. Pero es una arpia. Porque, como te dio lastima, le quedaste con ella y te hiciste el enojado conmigo.
Tenes que admitir que aunque sea en algun punto, me necesitas. Necesitas que te llame, porque no podes seguir viviendo tu vida insulsa. Necesitas mi calor, mi agonía. Yo se que el odio, la necesidad, son tus formas de expresar amor. No podes engañarme. Cuando toqué el timbre de tu departamento el jueves cerré la conclusion de que, además, me tenes miedo. No te lo habia dicho, pero era yo la que te mandaba cartas eróticas anonimas a tu departamento. Todos los dias esperaba en el cafe de la esquina a que bajaras a recojerla. Hasta el dia que rompiste una, sin abrirla, y la tiraste en la calle. Simplemente la tiraste, como si no te importara, para hacerme sentir celosa. Pero en ese momento me dio tanta bronca, tanta desesperacion que empecé a escribirte que iba a matarte. Sabes que no lo haría. De todos modos, el jueves, cuando toqué el timbre (eran las 4:45, tu tiempo libre entre el trabajo en la despensa y tus clases de arquitectura) mandaste al portero para que me dijera que no estabas. Te habia visto entrar minutos antes, así que el portero quedó boquiabierto pensando que decirme. Me dijo que me fuera, que no querias verme, y que si seguia acosandote, iba a llamar el mismo a la policia. Se que no bajaste a defenderme por vergüenza, porque no ibas a hacerlo quedar a tu portero como un idiota, porque se llevan bastante bien. Y entonces me fui. Y en el camino me di cuenta de que, seguro, mas que seguro que me tenes miedo...
Y uno cuando ama, teme, necesita, odia. Te entiendo. Por eso tenes que saber que te escribo, porque se que me amas. Porque se que me contestarias si no tuvieras tanto terror de que salga todo mal conmigo.
Y por eso tambien no voy a dejar de llamarte. Porque necesitas que te ayude a descubrir tu deseo por mi.
No tengas miedo, yo te entiendo que decis cosas que no queres decir todo el tiempo. Tambien me pasa. Te llamo en dos minutos. Estoy en el café de la esquina de tu casa y sabia que te ibas a asomar por el balcon para verme. Ya guardé una pieza en un hotel acá a 3 cuadras. Espero que te pongas la polera gris que tanto me gusta. Tranquilo, voy a ser solo tuya, por siempre.
...
...
...
Telefono...

Carta para decir amigo (o Carta de un adios y hasta siempre)

Nos conocimos ese día neurótico del comienzo de la primaria. Ese único día cuando los guardapolvos estaban impecables, cuando no sabíamos lo que era esperar ansiosos a la hora del recreo, cuando las paredes de nuestro colegio todavía tenían olor a recién pintadas.

Vos, con esa sonrisa espontánea, caótica, redondita. Yo, con mis dos colitas… por primera vez lejos del imperio de mi casa, lejos de todo. Ese día, seguramente no imaginábamos lo diferentes que podían ser nuestros mundos. Ni como todo colapsaría solo con la unión de nuestras miradas.

Así fue que, mientras compartíamos meriendas, risas, secretos y juegos en los patios del colegio, se comenzó a afianzar el lazo incorruptible de nuestra amistad.
Nos enteramos que vivíamos a solo 4 cuadras de distancia. Cómo olvidar nuestros aires de princesas hermanadas, mientras jugábamos a ser reinas en castillos altos, o mujeres grandes, que iban al supermercado, o bailarinas, o cocineras,… como olvidar los churros con dulce de leche de tu viejo, o los ñoquis de tu vieja.

Yo no imaginaba que la Claudia y el Miky, tus hermanas, la casita en el Pasaje Antranick con piso de asfalto y el permanente sonido de las maquinas de coser del taller se convertirían en el mejor escenario del hogar, ese hogar que sentía eternamente mío.
A vos te pasó lo mismo, íbamos a casa, y nunca querías volver. De hecho, te quedabas días y semanas durmiendo en la camita plegable de mi pieza. Los querías a mis viejos, ellos te querían, te quieren. Hasta te enamoraste de mi hermano, pero ese es un capitulo muy posterior.

Vos con tus enamoramientos casuales, yo con mi timidez, convertida en toda una niña veterana. Nos queríamos. Nos pertenecíamos. Sabíamos que, aunque todo lo demás fallara, íbamos a seguir juntas, íbamos a tenerla a la otra.
Débora, tu nombre era el eterno salvavidas. Para mi, significaba salidas, risas, paseos. Un millón de tardes, y todos mis momentos felices.
Éramos tan diferentes… somos tan diferentes…

De tus risas, de mis llantos, de nuestras desgracias y las aventuras… se pueden llenar libros gordos… gorditos como nuestros corazones. Basta con mencionar como al pasar la historia con los mellizos de la vuelta, nuestros ataques de risa porque el manzano daba peras, o las escenas de celos siempre que aparecía una amiga nueva (tuya o mía) en escena. Y las miles de veces que nos vestimos en espejo y parecíamos mellizas? La noche que me contaste que Nelson (si, Nelson, ese pendejo atorrante) gustaba de mi… No olvido (ni perdono) la cantidad de veces que te habrás dormido mientras te contaba alguna estupidez en la cama, y como hablabas sola y no me dejabas dormir. Y la cantidad de huevadas que habremos comido en conjunto (como los grisines con queso derretido, y la torta de frutillas con dulce de leche que hice para el congreso, y a nadie le gustó)… Te acordás que nos gustaba tomar el desayuno en la cafetería del lado de la iglesia? También soñábamos con darle nuestro primer beso al principe azul (con el que obviamente después nos ibamos a casar y a tener hijitos), y esa primavera en la que me disfracé con el vestido de novias de tu vieja, que fue un bochorno… sumamente patético.

De porqué nos separamos, cuándo y cómo… es una historia repulsiva que no describiría ni hoy ni mañana ni nunca. Quisiera jamás haberla vivido. Tener una maquina del tiempo, regresar y hacer que nuestras familias con todas sus diferencias (con todas sus miserias) jamás se hubiesen conocido. Talvez así seguiríamos juntas… Talvez así me ahorraría el dolor, la angustia, la confusión de perderte. Confieso que en ese momento no queria volver a verte,… y sin embargo se me rompía el corazón sabiendo que no ibas a estar al lado mío como antes.

Vos te fuiste primero, y estábamos lejos. Después de un año y chirolas nos juntamos,… nos costó reconocernos. Yo subí unos 10 kilos, y vos bajaste otros tantos. Eramos las mismas, pero el caos nos había pasado por ensima. Si, eramos las mismas, pero una fuerte depresión había hecho mella en mi niñez tardía, y miles de desilusiones habían opacado tus ojos vivases, siempre alegres.
Entendimos, como solo se puede entender después de que te arrancan el alma una y mil veces, que estábamos hechas para estar juntas, sin importar donde estuviéramos físicamente. Que la amistad no se terminaba porque el tiempo y la distancia dijesen que debía terminarse.
Ahora yo también desaparecí, y entonces estamos mas lejos todavía.

Sin embargo, y por fortuna, las dos conservamos lo mejor de este charco de enredos: una amistad eterna, hermosa; una amistad de niñas, de adolescentes, de casi jóvenes… una amistad de vida.

En estas fiestas voy a levantar la copa, y voy a brindar porque esto que compartimos, esto que no se va a repetir nunca más con ninguna otra persona, dure para siempre en el aura inacabable, inseparable, de nuestros destinos.
Que seas muy feliz, conmigo o con otra gente que te quiera, te mime y te valore como yo lo hago. Que cumplas algunos de los anhelos que inventamos de a dos. Que te animes a amar y a entregarte como lo haces, siempre.
Y espero que vos también, a las 12 del 31, compartas algo de este sueño, y me hagas llegar telepáticamente un abrazo de oso, un beso y un “te amo, trola”, de los nuestros.

Te amo, siempre te amé, y lo sabes
Tu amiga por los siglos de los siglos
gise

17 diciembre 2005

las mujeres no somos irrompibles


Mujeres,… malditas rameras.
Mujeres,… jamás llegas a entenderlas
Mujeres,… son todas iguales.
Las mujeres, Mario, no somos irrompibles. De hecho, Mora nunca fue irrompible, aunque tu machismo no pudiera con eso.
Mora, 25 años, mi mejor amiga en todo el mundo, no es irrompible.
Su imagen es de acero,… su ética inviolable, pero no su espíritu.
La conocí, teníamos 14 años, y todo por delante. Si, parece un detestable imposible al principio, pero no lo es. Talvez no lo notaste, pero sus grandes ojos azules son totalmente penetrables, aunque nunca te hayas dedicado concienzudamente a probar la alternativa.
Cuando te conoció, ya tenía 21… ese maldito bar al que jamás debimos haber entrado. Ella estaba pasada de copas. Yo estaba borracha. Recoleta era un mar de lágrimas azules esa noche y ya nada importaba. No pudo evitar mirarte. Vos, con esos aires de todopoderoso. Vos, con ese porte de todo poderoso. Vos, con ese cerebro chato, maldito mal nacido, maldito todopoderoso.
Un trago mas, o dos. Un chiste idiota, otra cerveza…
Nunca voy a perdonarme haberme ido de copas y de manos con tu primo. Esa noche, me fui con el al departamento de Libertador, pero vos… vos te llevaste a Mora con alma y todo.
Pasaron 4 años, 5 meses, 7 días… El amor y la desesperación fueron moneda corriente. Ella estaba enamorada de vos, Mario. Lo sabias, lo calculaste todo milimétricamente. Los paseos por el Jardín Botánico, los ramos de azucenas, las canciones, los debates, las miradas,… sus primeras siestas de lujuria. Absolutamente todo.
No voy a olvidar esa mañana. Llegó a mi departamento devastada. La miré a los ojos. Me confesó todo. Estuve acurrucándola en el sillón de la sala por horas, como si fuera un pequeño bebé. Literalmente arrojaste a la niña que tenía dentro por el aire. La dejaste caer abruptamente en el suelo de tu cocina ensangrentada. Esa nena, Mario, tengo que decírtelo aunque no lo entiendas jamás,… esa nena, no era irrompible. Lo que pasó en tu casa, no existen palabras para describirlo. Bueno, en realidad si existen, es que hoy no quiero recordarlas y basta con mencionar la ocasión, porque te das por aludido. Yo con mis propias manos cortaría hoy mismo cada uno de tus dedos. Rasgaría tu lengua con las uñas. Si solo hubiera forma de que sintieras por un momento la humillación, el asco que pudo haber sentido ella.
Las mujeres no somos muñecas inflables de latex. No somos juguetes, no somos un maldito vibrador. Mora no venía con un embase descartable. Su espíritu es completamente renovable. Su cuerpo se habituó a tu desdén, a tus ganas, a tu falta de caballerosidad, a tu mucho macho urbano, a tu poca hombría.
Día tras día, noche tras noche, pensaba en ella. En ir a rescatarla. Pero ya era imposible de superar. Cada uno de sus movimientos dependían de tus intereses. Cada una de sus fobias eran inspiradas en tus malditas groserías. Todos sus temores eran a raíz de tu posible y siempre probable abandono.
Le dije que te dejara. Que viniera a vivir acá conmigo. Que yo la protegería.
Pero Mora no tenia mas apetito. Mora no podía ver mas allá de lo que le indicaras. Mora, mi Mora fuerte, independiente, conciente de su sensualidad, de su egoísmo, ya no existía. Todo fue inútil. Mi racionalismo, mi filosofía, mi compasión, mi comprensión, mis manos.
Mora bajó de peso este año. No adivinarias cuanto. Mas de lo que aparenta con esa ropa harapienta y esa mirada insulsa, ojerosa. La semana pasada le dijiste que había perdido sus encantos, que ya no era la mujer que conociste. Vos la convertiste en lo que es hoy.
La semana pasada, ese lunes eterno, imborrable, le dijiste adiós. Le dijiste que era igual a todas las demás mujeres con las que habías estado. La llamaste ramera. Lo sé. Me lo dijo todo.
No me mires así.
Solo vine a decirte
Que nosotras
Las mujeres
No somos irrompibles.
No somos descartables.
No somos todas iguales.
Mora no aguantó
Mora no se mató
Mora murió de amor
Y de desesperación.
Y vos también tenés que morir. No sos todopoderoso. No ibas a vivir por siempre. Ella murió de amor, pero yo la quise. La quise con mi corazón y con mis entrañas.
No me mires así
Tenés que morir
Porque las mujeres, Mario,
Las mujeres
No somos irrompibles.

casamiento?


El Viernes me casé contigo. La boda en el registro civil resultó tal y como lo planeamos. Tu traje estaba espléndido, el mío, color marfil, limpio por ser nuevo. Firmamos. Legalmente somos marido y mujer. Fue toda una historia sacarme el arroz del pelo antes de la ceremonia. Mamá me maquilló y me peinó. Nunca había visto un vestido tan hermoso. Supongo que vos tampoco. No pudiste cerrar la boca hasta que llegué al altar y te tomé de la mano. La ceremonia empezó justo a las diez en punto. La música de entrada. Todos nuestros amigos. Tu mamá que lloraba como una Magdalena, y mi hermano, que con cara de resignación me da una bendición de cuatro palabras que casi, casi no significa nada. Tus cinco ex novias esperaron en la puerta y casi me ahorcan en los abrazos de felicitaciones. En la fiesta encontramos nuestras miradas tantas veces!. Todo era como el primer día. Lo sentí en el beso antes del bals, luego del pequeño incidente con tu prima, que casi cree que mi felicidad se iba a acabar si desmenuzaba y machacaba a pisotazos el ramo. Fue un beso tímido, hermoso, cálido. Lo necesité después del baile, cuando tuvimos que despedir a mi tío, que ya borracho comenzó a mirar y hacerle ojitos a mis ex compañeras del secuendario. Gracias.
Eran ya las seis de la mañana cuando llegamos al hotel. El nerviosismo del día había pasado. Todo había sido perfecto. Me tomaste en tus brazos y cruzamos el umbral. Ya sabiamos todo. Yo ya lo sabía. Me senté en el borde de la cama. Estaba estática. No pensaba moverme. Te sentaste a mi lado. Intentaste besarme y te corrí la cara. Se me escapó una lágrima. Volví a mirarte. Tus ojos cambiaron tanto! Los de la emoción de la fiesta se transformaron en toda una mirada de desconcierto. Acariciaste mi pelo. Me dijiste que me entendias, que estaba cansada, que ibas a esperar. Nos acostamos y dormimos. Soñé con la condenación y la muerte. Soñé con qué pasaría en el futuro. El Sábado me desperté temprano y me escapé. Es demasiada felicidad. Todo es espantosamente perfecto. Salí corriendo. ¿Y que más podía hacer? Fantástica e irrealmente monstruoso... tendré que hacerme a la idea

si somos todos suicidas


Y quien no pensó alguna vez en acabarlo. Dejar la nota, o no… cortarse las venas con tendones y todo, o no… Y mil variantes, en motivos y en métodos. Están los clásicos, los impecables que por no ensuciar se cortan las venas en la bañera… las venas de los pies, que son mas superficiales y menos necesarias para velar a cajón abierto. Estos son individuos limpios generalmente, en ciertos casos con un complejo obsesivo compulsivo (diría yo, sin ánimos de ofender, en la mayoría de los casos). También están los dramáticos que se lanzan del balcón para salir en crónicas; y aquellos miedosos, que por las dudas lo hacen rápido antes de que llegue la chica de la limpieza y se pegan un tiro. Mis favoritos son, sin dudas, los originales. Aquellos que siempre soñaron con morir aplastados por un piano y se las arreglan para hacer su sueño realidad. Envenenadose en un asado familiar, tirándose románticamente por un puente en el centro de la ciudad o sacándose la piel a trozos, los originales siempre dejan mas de si en el mundo de lo que se llevan. Dejan esa mística de lo ingenioso, que muchos otros después imitan. Casi una inspiración. Y como para no olvidarse de ellos, también están esas pobres víctimas que siempre fueron mufa… les fue tan mal en la vida como en la muerte y tienen tanta, pero tanta mala suerte que yerran el tiro, o se tiran del 2do piso por accidente, o son descubiertos en la bañera, justo, justo cuando parecía que finalmente iban a lograrlo. Y digo finalmente, para dejar en claro que esta gente es suicida de hecho y de derecho, no se andan con pavadas ni quieren llamar la atención. Ellos quieren morir, sin importar los motivos. Y aquí justamente nace el segundo debate sobre el suicida: si lo hizo por cobarde o por valiente. Yo me inclino a pensar que es una valentía bastante temerosa, una especie de gallinada intrépida, pero nunca, jamás deja de ser un acto considerado y de respeto por su medio ambiente,… o no. Todo dependiendo de que tantos problemas estaba causando al mundo en cuestión. O de que importancia tenía el individuo en semejante espacio. Si no tenia ninguna importancia, ni buena ni mala, lo mas probable es que haya muerto para hacer sentir culpables a todos los que no lo consideraban… de ningún modo. Y este no deja de ser un loable motivo. Motivo por el cual, por ejemplo, una amante desesperada se toma un tarro de desinfectante de pisos,… en búsqueda de que, finalmente, su amor platónico (o no…), la tome en consideración, aunque mas no sea yendo a la misa en su honor. Motivos miles. Los mas comunes van desde “ya no se como seguir viviendo y nunca lo supe”, “desde que me dejaste no puedo vivir sin ti”, “hay un hueco en mi interior que no resisto y no puedo llenar” (no voy a abandonar la teoría de que solo era necesidad de comerse una empanadita…), y el célebre e inmortal “mi vida no tiene sentido”, como si al sentido tuviera que tenerlo la vida en vez de uno. Se puede llegar hasta un patético “no se como pagar el cable”… que en si no es motivo… el motivo es mas bien “no puedo vivir sin el codificado”, o rebuscando en el subconsciente un “billetera mata galán”, pero estos son menos factibles de reconocimiento (por el suicida, por supuesto).
Hago un paréntesis para aclarar que no quiero ser déspota, ni insensible con mi análisis. A los familiares de suicidas, mis mas sentidas condolencias. Porque el suicida no es mas que un idiota emocional o social, y en tal caso, lo iba a hacer de todos modos, así que nadie tiene potencialmente la culpa. Talvez si una pequeña culpa aleatoria, pero no la culpa en si.
Sigo. Hablábamos de motivos. El mío, aunque a pocos les importe, es el de la nada. Otro celebre. Solo la nada, y la nada absoluta. Y nada de nada tiene un motivo. En realidad creo que eso de buscar razones para lo irrazonable no tiene razón de ser. No es que considere solo validas mis explicaciones, mis formas, mis imágenes de ver la muerte, mi muerte. Solo digo que en mi mundo, en esta cueva oscura en la que habito, la verdad absoluta es el silencio absoluto. La falta de aire, de aire existencial y vivo. No se para quien no es la solución morir. En todo caso, yo tambien reconozco que soy una idiota emocional. Morir en realidad no soluciona nada, pero para mi, acaba por fin con todo. Y si hay algo del otro lado o no lo hay,… bueno, no es lo que importa. Lo que importa es hoy morir, no dejar ni un vestigio de mi alma en este asqueroso pantano. Pero esa es solo mi personificación del suicida. El maldito suicida que soy yo, y que sos vos, del otro lado. Este suicidio que mata lo mío y lo tuyo y las imágenes y todo. Recuerdo poesías que no son mías. Otros miles de mundo paralelos. Y me rompo y me pierdo. Y me termino. No le dejo nada a nadie. Y que me quemen. Gracias

Alma habla sola


La pieza estaba helada cuando su tío Jorge entro de nuevo. La ventana dejaba ver el pequeño patio de losa rosada, un par de masetas con plantas chamuscadas. Se podían oír las palpitaciones del pequeño corazoncito mientras sentía los pasos que se acercaban desde el pasillo en su dirección. Mamá nuevamente habia viajado a Buenos Aires para hacer un curso de capacitacion docente. La empleada limpiaba la cosina y el gran danes retosaba en el comedor. Su hermano menor estaba en sus clases de piano. La habitacion desolada, sobre la ventana colgado el viejo rosario y sentada sobre la cama, una niña de 7 años tenía la mirada perdida en el espejo de la cómoda, mientras una lágrima caía abruptamente por su mejilla y sus piernitas estremecidas y apretadas fuertemente ocultaban el dolor.

Lo cierto en que, para una niña de su contextura –pequeña y desgarbada- las laceraciones del horror eran profundamente notorias. Sus ojos saltones y de un gris algo apagado revelaban una mirada oscura a esa tierna edad y su joven andar era silencioso, tanto que nadie parecía darse cuenta si ella entraba a una habitación o se escondía en una esquina oculta de la casa para sumirse en sus pensamientos.

Alma es silenciosa, canta deliciosamente... es reservada, y tiene problemas en el colegio. Alma habla sola. Se toca el pelo y se conduele consigo misma. Algunas noches no puede dormir, entonces se acurruca al lado de su hermanito... y pretexta tener frio. Alma camina como un sonambulo, mira constantemente al piso, y es muy obediente.

Y parece que nadie lo notara. La maldita estructura psicosocial no perdite semejante quiebre. Nadie reconoce. Nadie le cree a la empleada que hace meses se dio cuenta.

Y de eso no se habla.

Así se perpetraba el sufrimiento en eternos minutos, mientras un castigo sin nombre
continuaba una y otra vez azotando a una victima sin culpa cada tarde en algún rincón del basto universo.

No/ somos irrompibles

Ese infante interno no es un irrompible. Es solo un mocoso triste, sentado en una esquina en el forndo de la habitaciòn de tus recuerdos mas oscuros. Alrededor todos tus personajes, las cuatro mil quinientas mascaras de tu subconciente. Estas nuevas caras, los ahora nuevos y mejorados irrompibles custodian la entrada. Explorar a cada uno y darle de baja, es un trabajo eterno y a gotador. Inutil en el sentido de que nadie quiere dejar de ser irrompible. Y el mocoso se queda en el fondo de la habitacion, por mil decadas mas, respirando nostalgia y terror y azufre